martes, 15 de febrero de 2011

Los hombrecillos de Millás


Al amparo del Centro Andaluz de las Letras y la Biblioteca Municipal Infanta Elena de Sevilla, el periodista, escritor y contertulio valenciano Juan José Millás visitó la capital hispalense el pasado 26 de octubre con motivo de la presentación de su último libro Lo que sé de los hombrecillos (Seix Barral, 2010). Entre las obras de su creación nos encontramos con un variado panorama literario donde cabe destacar Cerbero son las sombras (1975), El jardín vacío (1977), Papel mojado (1983), Ella imagina (1994), Dos mujeres en Praga (2002) y El Mundo (2007). También ha cosechado prósperamente el género periodístico hasta tal punto que su nombre ha empezado a sonar más fuerte como periodista que como escritor. Sus colaboraciones en periódicos le han servido para publicar Algo que te concierne (1995) y Cuerpo y prótesis (2001). Es un autor bastante ligado al experimentalismo, a hacer una novela muy personal. Dentro de sus creaciones están los articuentos, que como su propio nombre indica es una mezcla a partes iguales de realidad y ficción.

El periodista Manuel Pedraz, que dirige el programa de RNE “Historias de papel”, se encargó de acercar la figura de Juan José Millás a un variado público sevillano, desglosando las claves de Lo que sé de los hombrecillos con descripciones que, unidas a la prosa del autor, tiznaron de fantasía los rincones de la biblioteca hispalense.


El argumento de la obra se centra en la figura de un catedrático de economía que imparte clases en la universidad y que a la vez es articulista. Su vida al parecer puede resultarnos un poco aburrida, nada más lejos de la realidad. Aunque está casado vive en lo que se podría catalogar como un matrimonio infeliz, caracterizado por una relación tortuosa donde imperan las cuestiones administrativas y en el que no tiene cabida el elemento sexual. Este hombre se refugia en sus hombrecillos, seres imaginarios que le ayudan a sobrevivir a un mundo lleno de cosas normales y alejado del delirio. Fue éste y no otro el que se alzó como protagonista de la charla. Los allí presentes pudieron oír de viva voz del autor su percepción del delirio como algo normal y muy vinculado a la creación. Sin delirio no seríamos seres creadores de cultura. Hizo hincapié en la visión que comúnmente tenemos del delirio como locura, pero no es así, “los seres más delirantes son los niños y a estos se les pone freno cuando son demasiado imaginativos. Dan miedo a sus padres. Además el sistema educativo está diseñado de tal manera que construya a personas normales”. Juan José Millás confía en que no hay que reprimir el delirio sino “convivir con él” como hace el protagonista de su novela, porque si el delirio no llega a lo patológico es muy creativo. De hecho, no duda en afirmar que debemos reconocerlo, ya que forma parte de nuestra realidad, de hecho, “sin delirio la vida sería absolutamente aburrida, una peste” y gracias a él nació “la teoría de la relatividad”, lejos del raciocinio.


Donde no cede es en el pensamiento continuo de que todos somos dos, somos bipolares. La mayoría sabemos llevarlo sin que forme parte de algo patológico. Millás investiga en las relaciones personales y dicta: “Vivimos en un mundo en el hablamos continuamente de lo que ocurre pero no de lo que nos ocurre”. “Los seres humanos somos muy complicados” y es que “queremos una cosa con la cabeza y otra con el corazón”. El ser humano siempre está supeditado a su subconsciente, una especie de “caja negra” en la que se guarda la vida que llevamos y no nos gusta con la que queremos tener y no tenemos.

El también periodista recordó una etapa de su vida en la que se encargó de hacer un reportaje sobre bipolares, donde se pasa de la más absoluta euforia a la decadencia más profunda, en cuyo recuerdo tuvo cabida el relato de una anécdota. El escritor comía con un amigo suyo también escritor en Bogotá y salió el tema de los bipolares. Su amigo aprovechó para confesarle que su madre era tratada con antidepresivos por su bipolaridad y a raíz de ello, en una ocasión cuando dejó la medicación la encontró en la azotea con la maleta hecha esperando a los marcianos. Tras un forcejeo, ella le bombardeó diciéndole: “¿Tú le pedirías a Superman que fuera el idiota de Clark Kent toda la vida?” Y no dudó en realizar una lista de seres bipolares, desde Dios hasta la mayoría de líderes latinoamericanos.



Millás en definitiva trajo a la ciudad unos aires nuevos y sacó unas risas a los asistentes sobre todo cuando pronunció: “Si hay dos cosas que mueven el mundo son el sexo y la plusvalía”, como consecuencia de la intervención de un lector en la que relacionaba los derechos de autor y la plusvalía en un contexto bastante alejado del tema que se estaba tratando.

Texto: Mª José Gata / Juanjo Sánchez
Fotos:
Juanjo Sánchez